Cuándo vendemos esa Finca o esa Empresa?

A quién se le ocurre, por favor, que vamos a vender la finca?
Juan Carlos Franco
2/4/2025
A quién se le ocurre, por favor, que vamos a vender la finca? Allí nacimos, crecimos, nos formamos. Allá íbamos todas las vacaciones, aprendimos a montar a caballo, a ordeñar, allá fuimos muy felices.

A quién se le ocurre, es de no creer, que vamos a vender la empresa? La que fundó mi papá, con la que nos educó, la que nos permitió formar este patrimonio familiar que ha crecido y nos ha permitido cierta holgura…

En serio, me están proponiendo que ya deje de comprar bodegas (o apartamentos, o lotes) y busque inversiones completamente distintas? Pero por qué, si siempre me ha ido bien y es lo que sé hacer?

Exclamaciones muy lógicas, muy esperables, muy frecuentes que a veces salen a flote (y lo sabemos, otras tantas se quedan “de labios para adentro”) cuando animamos a los grupos familiares a que tengan conversaciones serias, profundas, sobre su patrimonio en común. O mejor, sobre el futuro de ese patrimonio.

La respuesta dependerá de si la familia (o algunos de sus integrantes) considera que la propiedad de una finca, de una empresa, o de una serie de activos inmobiliarios y financieros es un medio o un fin en sí mismo.

Si las personas sienten que ser los dueños de esos activos es tan profundo, lleva tantos años, que ya es parte integral de su personalidad y de su visión de la vida, la conversación no avanza mucho. O se evade del todo.

Pero si, en cambio, es un medio para alcanzar otros objetivos, la conversación y las decisiones fluyen muchísimo más.

Cada familia enfocará estas conversaciones y decisiones de manera diferente, es obvio. Pero no se puede disimular el hecho de que el entorno cada vez es más complejo. Lo que funcionó bien antes, quizá ya no. La carga administrativa se puede volver inmanejable, especialmente cuando la generación que hoy está al mando va entrando en años. Ni hablar de mayores impuestos, más requisitos y en general, más riesgos.

Sin olvidar que las nuevas generaciones casi seguramente tienen proyectos de vida diferentes. Y que estarán más preparadas y menos invertidas emocionalmente para explorar y ser exitosos recorriendo caminos muy diferentes a los de sus padres, tíos y abuelos.

A través de estas reflexiones con nuestras familias clientes, en WMI frecuentemente llegamos (con ellas) a concluir que un patrimonio no es un fin en sí mismo. Pero sí es un medio para alcanzar fines más profundos y enriquecedores.

Los fines individuales de cada persona o los colectivos de la familia.

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