
Deben conocer, para empezar, la historia de la familia. De dónde provienen los activos y pasivos que componen el patrimonio compartido. Qué ideas tuvo el abuelo que con el tiempo quizás se convirtieron en una empresa, cuáles fueron las decisiones o negocios clave para el éxito de su emprendimiento, quiénes fueron los socios, cuáles oportunidades aprovecharon, cuáles caminos nunca tomaron, etc.
Deben conocer también en qué consisten y cuánto valen esos activos y pasivos. Qué porcentaje posee y cuáles son los derechos y obligaciones de cada miembro de la familia. No solo de la familia inmediata, sino de los tíos, primos y otros familiares.
Se debe instruir a los futuros herederos sobre la filosofía y los valores de la familia, sus preferencias de inversión, su posible filantropía, etc. Idealmente, discutir sobre el propósito del patrimonio y los protocolos que se hayan acordado para su gestión.
Hasta ahí muy bien, esa es la teoría.
En la práctica, explicar estos asuntos a hijos adolescentes es más complejo de lo que parece. Rara vez se logra al interior de una familia el grado de concentración y objetividad que el tema merece. Mucho menos si al interior de la familia se han generado fricciones o resentimientos entre diferentes ramas.
Aquí es donde puede agregar valor un buen Family Office. Un experto neutral y con credibilidad. En el caso de WMI, la pedagogía es una de sus fortalezas. Nos reunimos cada cierto tiempo con los “pelaos”, con o sin presencia de sus padres, para explicarles en términos sencillos los conceptos más importantes, los técnicos y los filosóficos.
Les damos una visión micro y macro de los asuntos coyunturales y de largo plazo, les explicamos qué se puede y no se puede hacer con un patrimonio, los vamos impregnando de la filosofía familiar.
Les contamos sobre sus derechos, sin duda. Pero más importante, sobre sus deberes y obligaciones. No solo frente al grupo familiar sino frente a la sociedad.
Escuchar esto de los expertos de un Multi-Family Office como WMI hace más claro y contundente el mensaje. Y facilita el entendimiento al interior de las familias.