Suena muy bien, muy lógico… solo que rara vez es verdad. Forzando aquella frase electoral de USA en los 90, la rentabilidad no es el verdadero problema. Es la tranquilidad, estúpido!

Poner un capital a crecer en una inversión, que tal vez después de 3, 5 o 10 años va a generar una rentabilidad decente, es menos impactante para un grupo familiar de lo que parece. Empezando porque las decisiones de inversión nunca son sencillas.

A veces se obtiene alta rentabilidad, pero hay que esperar demasiado tiempo para recibirla (mientras tanto los niños han crecido). O es muy bueno el negocio, pero no hay cómo salirse cuando uno quiera (y se hace fuerza por la liquidez). Y muchas veces la promesa de alta rentabilidad se empieza a enredar por que el entorno cambió. O, simplemente, se incurre en pérdida parcial o total del capital.

Y empiezan los conflictos al interior de la familia: Se los dije… Yo sabía que eso no iba a funcionar, pero no me escucharon…Te dejaste enredar… y ahora qué hacemos?

Más que una rentabilidad del capital, las familias desean TRANQUILIDAD. Saber que las decisiones de inversión que toman han sido analizadas con criterios técnicos y profundos, pero, más aún, que coinciden con sus propósitos y necesidades como familia.

Es muy importante para las familias, sobre todo cuando pasan de la segunda generación, saber que pueden modificar las estrategias originales, salirse de una inversión con facilidad, o incluso, que pueden repartirse lo que a cada cual le corresponda y, posiblemente, tomar caminos diferentes de aquí en adelante.

Muy rentables, pero intranquilos? No. Tranquilos, organizados, y además rentables? Por supuesto.

Es lo que hacemos en WMI por todas nuestras familias clientes.

Es la tranquilidad, estúpido!