El diálogo constante es vital para su negocio: Para entenderlo e interpretarlo, para comentar las noticias más recientes, para tomar decisiones e implementarlas, para persuadir a los clientes y los inversionistas, incluso para mantener tranquilos a los bancos. No hablan y se atrasan, se deterioran. Y se acaban. Así de simple. En un grupo familiar la situación es diferente. No son muchas las familias que mantienen un diálogo activo sobre el patrimonio que comparten. Saben que está ahí, saben que les da un flujo de caja positivo o negativo, saben más o menos en qué están invertidos, pero…

No comparten sus visiones de futuro, no comparten sus sueños y proyectos, no analizan juntos los cambios recientes en el entorno, no llegan a acuerdos o revisan los que ya tenían…

Como consecuencia, el patrimonio de un grupo familiar se va convirtiendo en una caja negra para muchos de sus integrantes, que podrían sentirse excluidos. O podrían abrigar sospechas de que su manejo no es óptimo. Por eso es tan importante que las familias hagan reuniones frecuentes en las que, sin abandonar precauciones básicas, se informe de manera integral qué se tiene, cuánto vale, cuáles amenazas y oportunidades se ven adelante.

Reuniones en las que, por ejemplo, cada miembro de la familia escriba en un papel sus respuestas a preguntas críticas. Para qué es este patrimonio? Para quién? Para cuándo? Y luego compartan y comparen sus respuestas. Podrían llevarse grandes sorpresas. Pero lo importante, más que todo, es el diálogo. Ojalá en presencia de un experto neutro.

En WMI siempre promovemos el diálogo al interior de las familias. Proveemos una plataforma para conversaciones inteligentes y técnicas. Y también muy emocionales. Por supuesto.