Primero, porque no están bien estudiadas. Segundo, porque podrían no corresponder a las necesidades actuales del grupo familiar. Y tercero, porque satisfacen a algunos miembros del grupo familiar, pero a otros no.

Veamos.

Bien estudiadas? La tendencia natural de un grupo familiar es seguir invirtiendo en lo que le ha funcionado bien (hasta ahora) a la generación más antigua. En nuestro medio por lo general, inmuebles.

Se impone entonces la inercia, se sigue haciendo lo mismo y se pierden oportunidades importantes para diversificar. Cuidado! Los inmuebles son inversiones ilíquidas, muy expuestas a pagar mantenimiento e impuestos por todo y con altísimos costos (y tiempos!) de salida. No deberían representar más del 25% del portafolio.

No corresponden a las prioridades? Con frecuencia lo más rentable no es lo más inteligente. Hay etapas en el ciclo de vida de un patrimonio familiar en que se requiere mayor liquidez. No tiene sentido estar siempre invertidos.También es fácil dejarse tentar por inversiones novedosas, en las que es fácil entrar, pero casi imposible salir.

No hay consenso? En muchas familias no se dan las conversaciones que permitan tomar decisiones que a todos dejen satisfechos. Es muy frecuente que se generen conflictos y desconfianza. Mucho más si ya van por la tercera generación. Los primos, bien lo sabemos, suelen tener proyectos de vida muy diferentes entre sí.

Quién puede entonces dar a un grupo familiar un sentido de dirección y de disciplina, pero teniendo en cuenta las visiones de los distintos componentes de la familia?

Y analizando  de forma técnica, imparcial y objetiva las posibilidades?

Y que recomiende una inversión, pero sin ser parte interesada?

Y finalmente, que no olvide considerar efectos tributarios y sucesorales?

No una entidad financiera tradicional, tampoco el contador ni un bufete de abogados.

La respuesta es, un Multi-Family Office sólido y con amplia trayectoria: WMI.