La verdad, existen numerosas alternativas. Pueden clasificarse por tipo, nivel de riesgo, plazo, rentabilidad o complejidad. Las hay buenas, regulares y malas. Y la que puede ser perfecta para determinado grupo familiar no necesariamente le funciona a otras familias.
Tal vez porque a pesar de que la oportunidad ofrezca alta rentabilidad, el plazo de redención que ofrecen les parece muy largo. O la liquidez muy baja. O porque su filosofía de vida y sus prioridades son diferentes. O porque no tienen el grado de control a que están acostumbrados. O incluso, porque quienes toman la decisión a nombre de la familia están en distintas etapas de sus vidas y su visión del riesgo podría ser diametralmente opuesta.
Las inversiones más frecuentes consisten en participar en proyectos y emprendimientos, sea como equity o como financiación externa (préstamos). Los sectores más habituales en la actualidad son desarrollos en propiedad raíz, energías renovables, materias primas, Fintech y activos coleccionables.
Estos proyectos son estudiados afondo por el equipo de WMI para asegurar su idoneidad desde todo punto de vista antes de ser ofrecidos a las familias. Las conocemos bien y sabemos a cuáles podría funcionarle bien determinada oportunidad y a cuáles no. Incluyendo una profunda mirada tributaria en el corto, mediano y muy largo plazo.
Pero finalmente, son ellas las que toman la decisión. Como siempre.